miércoles, 13 de abril de 2011

Brazadas para el corazon

El ejercicio basado en la natación es altamente recomendable en pacientes con problemas cardiovasculares. Dentro de los distintos estilos, la braza es el que más beneficia al cardiópata siempre que lo realice dentro de sus limitaciones. No obstante, la natación debe practicarse de forma regular para que se puedan mantener los efectos positivos de su práctica.

Según explica Araceli Boraita, jefe de Servicio de Cardiología del Consejo Superior de Deportes, la natación está recomendada en pacientes con problemas cardiovasculares al ser un deporte dinámico. Este tipo de ejercicios dinámicos se caracterizan porque en ellos se mueven grandes masas musculares, se realizan de forma prolongada y se utiliza el metabolismo aeróbico, basado en el aporte de oxígeno inhalado mediante la respiración para la obtención de la energía, a diferencia del metabolismo anaeróbico,

En primer lugar, el paciente debe conocer la patología que padece y conocer las limitaciones que implica su cardiopatía antes de iniciar un programa de entrenamiento basado en la natación o cualquier otro deporte aeróbico. Para ello, debe someterse a un reconocimiento cardiológico previo con el fin de conocer su límite, ya que el ejercicio debe realizarse dentro de una banda de seguridad, que no debe superar en ningún momento el 85 por ciento de la frecuencia cardíaca máxima.

En natación, advierte la especialista, se debe vigilar especialmente la técnica, porque si no se coordinan bien los ejercicios respiratorios con los movimientos de cada estilo, el ejercicio puede no aportar los beneficios perseguidos. Además, es recomendable que el ejercicio realizado por el paciente esté supervisado, por lo que es mejor nadar en piscinas donde haya monitores cualificados. El cardiópata nunca debe nadar en lagos ni mar adentro, ni hacerlo en solitario o acompañado por gente inexperta.

Cuando hace mucho calor, el paciente con problemas cardiovasculares debe ser especialmente cuidadoso, ya que es especialmente sensible a los cambios bruscos de temperatura. Suelen estar medicados con fármacos vasoactivos, muchos de ellos vasodilatadores. A los efectos de estos medicamentos se añaden los de las altas temperaturas externas del verano que producen vasodilatación, por lo que al entrar en agua fría el efecto es el contrario y pueden aparecer complicaciones serias.

Por ello, debe realizarse un calentamiento previo y un enfriamiento posterior, más prolongado que en el resto de los deportistas, ya que los mecanismos de adaptación tardan mucho más en ponerse en marcha en este tipo de pacientes.

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